Prueba: Chevrolet Camaro SS I

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Un motor de ocho cilindros en V y 6,2 litros, 400hp y un diseño que emana agresividad. Esta es la receta utilizada por el Camaro SS, modelo que pudimos probar hace algunos días.

Lee la primera parte de la prueba, después del salto.

Exterior

El diseño es impresionante, con una clara predominancia de líneas rectas sobre las curvas, que solo se pueden encontrar en los enormes músculos que se encuentran sobre los guardabarros traseros, y que resaltan la imagen agresiva de este modelo.

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El capot tiene un resalto en el centro, con una apertura que simula ser una entrada de aire. La parrilla y las ópticas son un claro guiño al modelo lanzado por GM en la década de los 60’, con un diseño a cuadros en el caso de la primera y un voluminoso logo de Chevrolet en el centro. Los antinieblas son de serie, y tienen un tamaño generoso.

En el lateral, encontramos una línea de cintura alta, y trazos fuertes y rectos. Un detalle estético interesante, es la pequeña ventana trasera, aunque perjudica la habitabilidad en estas plazas. Las llantas en esta versión son de 20 pulgadas, y como buen auto americano, cromadas.

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La trasera sigue el diseño general del auto, con un discreto alerón trasero, y ópticas dobles con un marco cromado. El paragolpes integra las dos luces de reversa, y un difusor que aloja las dos enormes salidas de los escapes. El techo tiene una caída muy atractiva, pero que provoca que la altura en las plazas traseras sea reducida.

Interior

El interior esta a tono con el exterior… en diseño. Al tocar el tablero y los paneles de las puertas, encontramos una sobreabundancia de plásticos duros, y hasta en algunos casos con defectos de terminación.

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El conductor puede encontrar una buena posición gracias a los reglajes eléctricos de la butaca y los múltiples reglajes del volante. El equipo de audio es de la firma Boston Acoustics y cuenta con nueve parlantes. Los asientos se encuentran tapizados en cuero. Los delanteros cuentan con una buena sujeción lateral.

Cuando pasamos a las plazas traseras, el panorama cambia rotundamente. Son incómodas, el espacio para las piernas es prácticamente inexistente y la distancia al techo es deficiente, tanto que alguien que supere los 1,60 m ira no viajará con comodidad. La sensación incomodidad, se ve favorecida además, por el pequeño tamaño de las ventanas traseras. Igualmente, hay que tener en cuenta que hablamos de un coche deportivo, y la incomodidad se olvida al escuchar el bramido de los ocho cilindros en V.

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El instrumental tiene un diseño retro, es claro y agradable. En la consola central encontramos cuatro instrumentos análogos, que nos dan información de presión de aceite, temperatura de aceite del motor, temperatura del aceite de la transmisión y carga de la batería. Un detalle que le da un toque deportivo al interior.

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El baúl tiene una capacidad muy buena, nuevamente teniendo en cuenta que no es un modelo con vocación familiar. Se ve desfavorecido por la boca de carga que es demasiado pequeña. En lugar de la rueda de auxilio, encontramos un kit de inflado. Algo coherente teniendo en cuenta que las cubiertas tienen distinto tamaño en los diferentes ejes.

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En la próxima entrega: Manejo en ciudad, motor y transmisión y precio y equipamiento

3 respuestas

  1. Fa, yo la incomodidad no me la olvidé con ningún riudo, te voy diciendo…

  2. Es de todo un Muscle que los asientos traseros sean incomodos por eso son ponys, ademas de ser un coche relativamente pequeño, la prueba me encanto, realmente todabia es un pena que los coches americanos no esten bien terminados en el interior, pero como dices al igual que el exterior esta muy bonito.

    Que sigas cosechando mas pruebas y mientras mas coches mejor.

    Queria que derrapes 😡

    Saludos,

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